miércoles, 27 de marzo de 2024

Sobre corrupción y otras epidemias

Por Rafael Hernández

Los casos de altos cuadros del gobierno y el Partido, así como de militares de alta graduación acusados de corrupción, sujetos a proceso judicial y sentenciados por los tribunales a penas rigurosas, no son una novedad en la historia del socialismo cubano. Tampoco los de dirigentes del primer nivel (según los denomina el discurso de la nomenclatura), sujetos a investigación y cuestionados políticamente por actuar de manera inapropiada según las normas establecidas para esos cuadros, y expuestos en público, aunque no fueran tildados de corruptos. 

Como todo lo cubano tiende a juzgarse con una vara separada, como si fuéramos una especie de ornitorrinco o un error en la sintaxis que rige la historia, la noticia aquí sería que en materia de corrupción no somos tan raros. 

Transparency International, la agencia que monitorea la corrupción en el sector público, usa una escala universal, basada en las apreciaciones de los propios ciudadanos en cada país, cuyos indicadores son: soborno, desvío de fondos públicos, funcionarios que se aprovechan de sus cargos, capacidad del gobierno para enfrentarla, nepotismo, leyes que exigen el reporte financiero de los funcionarios, amparo legal a quienes informan sobre soborno y corrupción, predominio de intereses particulares en el control del Estado, y acceso a información sobre actividades del gobierno.

Según esa escala, la posición global de Cuba ha caído, en términos relativos, en los últimos cinco años, desde el lugar 60 en 2019 al 76 en 2023. Ocupamos actualmente la misma posición que Hungría, Moldavia, Macedonia; por encima de Serbia, Bosnia, Montenegro, Albania, Kosovo, Ucrania; en suma, antes de 104 países, incluidos Vietnam, Tailandia, India, casi todos los africanos, los latinoamericanos y caribeños. En América Latina, solo Uruguay, Chile, Costa Rica, y varias islas del Caribe están por encima. O sea, estamos en ese grupo de los menos corruptos, y así ha sido desde hace más de veinte años.

Sin embargo, en la apreciación de los propios cubanos, en los últimos cinco años, esta percepción ha caído de un índice de 48 a 42. Porque una cosa es cómo estamos respecto a otros, y otra cómo hemos descendido respecto a nosotros mismos. 

Dicho esto, sería difícil encontrar en algún otro país de la región o de Europa, para no hablar de EE.UU., una línea de castigo a la corrupción más continua y pública. No tengo espacio para detenerme apenas en los que han marcado hitos en la historia de los últimos cuarenta años. Se pueden examinar por separado los más sonados casos de 1987, 1989, 2006, 2009, 2011, 2024, compararlos y precisar sus causas, discutir la tesis de que reflejan un patrón. Distinguirlos de los casos no asociados a corrupción requiere un estudio más amplio, con datos.  Calificarlos de un plumazo como maniobras dirigidas a buscar chivos expiatorios para enmascarar la podredumbre del régimen sólo se explica por apego al conspirativismo, propaganda, mala fe o pura ignorancia. 

Así como las acciones anticorrupción tienen un récord de precedencia, según la jerga de los abogados, y una ubicación respecto al mundo allá fuera, tampoco es insólita una investigación de las agencias de la seguridad nacional sobre altos funcionarios o militares que pueden haber gozado de la mayor confianza política. Ni aquí ni en ninguna parte.

Digamos, ¿es que acaso cuando se descubre que un político o un jefe militar de alta jerarquía están metidos en negocios sucios, conectados a los cárteles del narcotráfico, dándoles prebendas o pasando información política confidencial  a intereses privados a cambio de beneficios personales, se debe a que, la mayoría de las veces, un par de periodistas kamikazes lo revelan en un “medio independiente“? ¿No es una de las tareas de los aparatos de contrainteligencia, que se ocupan de eso, según las reglas de compartimentación y secreto habituales, sin darlo a conocer al resto del gobierno hasta que tengan los indicios para iniciar un proceso judicial? 

Algunos comentaristas políticos parecen ignorar esa precedencia, y ese patrón global. Quizás porque, digamos, no les tocó ver por la televisión la llamada Causa 1; y luego las sanciones de la Causa 2

Esa ignorancia se remonta a los vacíos de la historia que les enseñaron en sus escuelas, y a que tampoco se han puesto a investigar ni a estudiar en serio, en vez de tocarla de oído, y aplicar la teoría más socorrida  para interpretar la realidad cubana: la conspiración. Teoría traducida a un ejercicio de imaginación que lo mismo sirve para hablar de la política que para escribir un thriller. 

Sacar conclusiones y lanzar “hipótesis“ sobre el caso más reciente, anticipando el informe de la fiscalía, se presenta así por análisis político de fondo. Por ejemplo, la idea de que la denuncia del caso revela una especie de golpe de Estado en slow motion contra el presidente de la República. 

En esta novela de política ficción, los personajes que encarnan a los golpistas están cantados desde la primera página, naturalmente. Aunque no haya ninguna evidencia, ningún indicio de que Díaz-Canel ha perdido el respaldo de quien lo propuso y lo ha seguido acompañando públicamente, ni el de las principales estructuras de poder político y militar; sin tener en cuenta que apenas lleva un año de su segundo mandato, tras el cual, según el Artículo 126 de la Constitución, no podrá ser reelegido. 

Aunque la corriente que confunde periodismo político con especulación no es privativa de los medios antigobierno, en estos ha alcanzado una condición, digamos, excelsa: mientras más carentes de verosimilitud, más efectivos “literariamente“; mientras más se reclaman profesionales, más hueros y  desaforados. Tipificar esa prensa, con sus matices y diferencias, patrones y colorido, requiere también un ejercicio por separado, al que volveré. 

Finalmente, ¿cómo se relaciona la corrupción, o más estrictamente, la percepción pública de que existen casos no comprobados todavía judicialmente, más de uno, de corrupción, con el complejo contexto de la crisis cubana actual, no solo la “económica“?

Según la psicología política, cuando ocurre una crisis, el sentido de apoyo y solidaridad entre familiares y amigos se refuerza; así como cuando ocurre un desastre natural o una epidemia. Así pasó en el duro contexto de la COVID-19, en buena medida, a pesar del deterioro en la calidad de los servicios de salud, la escasez de medicamentos, etc. 

Sin embargo, como he discutido en esta misma columna, una cosa son las relaciones sociales y la racionalización de los efectos de la crisis, y otra el desgaste de la vida cotidiana, a la que la COVID-19 añadió todas las gotas necesarias para rebosar la copa. No por gusto el día en que la curva del coronavirus se disparó hacia arriba, en una provincia que hasta entonces estaba entre las que tenían mejores parámetros en el enfrentamiento a la pandemia, fue precisamente el 11 de julio. Y fue en esa provincia precisamente donde se precipitaron las protestas públicas más violentas, mucho antes que en la capital y otras ciudades. 

Una vez que no estamos en medio de un desastre natural ni una pandemia, la capacidad para asimilar el deterioro de la vida cotidiana se reduce, y se puede llegar más fácilmente al límite. Especialmente cuando la situación de depresión se prolonga. Como me dijo el viejo filósofo Aurelio Alonso en su estilo jocoso, “ya no se trata de ver la luz al final del túnel, sino de ver el túnel.“ 

El ingreso no se polariza de cualquier manera en términos de la dinámica social. De una parte, a la creciente cantidad de pobres, se le suma la cifra de empobrecidos, porque han perdido el nivel de bienestar al que estaban acostumbrados. De otra parte, algunos grupos sociales mejoran y amplían su acceso al mercado, incluyendo el suntuario; pueden darse el lujo de viajar e importar objetos para su consumo sofisticado, ahorrar en divisas que no se devalúan, y enfrentar la inflación en condiciones ventajosas. 

En ese contexto de polarización, no es extraño que los “delitos patrimoniales“, la corrupción, el robo, el cohecho, la entronización del mercado negro en los hábitos de consumo y de vida se instalen en “lo cotidiano“, como dicen los psicólogos. 

La incompresibilidad del mercado negro, mantenida por la contracción de la libreta de racionamiento, la carestía de productos de primera necesidad para el consumo familiar en las tiendas estatales, y de un acceso limitado a los comercios privados legalizados, está conectada estructuralmente a una demanda social mayoritaria insatisfecha. 

Por último, pero no menos importante, la elasticidad de la demanda de bienes y servicios por quienes disponen de recursos, al contribuir a mantener el alza de precios en todos los mercados, repercute indirectamente en esa especie de mecanismo de redistribución del ingreso llamados robo y “pequeña corrupción“. 

Es un fenómeno sistémico (inseparable de los restantes problemas del modelo), no simplemente  derivado de la demanda de quienes tienen altos ingresos (los privados).

Construir la política anticorrupción sobre la base de controles contables y auditorías, y campañas moralizantes, que les hagan jurar probidad a los cuadros, sin actuar desde el contexto social y económico de la crisis, que abarca al Estado y a la sociedad civil, es un ejercicio ineficaz. 

Incentivadas por esta tormenta perfecta, donde convergen numerosos factores internos y externos que ya sabemos, las protestas recientes, el 17M, son expresión orgánica de esa sociedad civil atormentada por una crisis de la que forma parte el incremento de la corrupción. 

Como en el 11J, las manipulaciones tienden a desdibujar su naturaleza, pero a estas alturas ya sabemos que constituyen una reacción popular no sólo previsible, sino legítima, que no está dispuesta a esperar por la legislación derivada del Artículo 56, cinco años después de que la nueva Constitución reconociera el derecho a la protesta de calle. [Los derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos, se reconocen por el Estado siempre que se ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley.] Y digo que lo sabemos porque la respuesta de las autoridades ha sido política, no policial. 

La experiencia de la corrupción como problema crónico en otros socialismos que algunos consideran modelos para el nuestro revela que la dureza del castigo apenas extirpa a algunos corruptos, pero no actúa sobre el fondo del problema. 

Como ocurre en la salud pública y en la epidemiología, de las que sabemos más que otros muy prósperos, entender los factores de las epidemias y prevenirlas es la manera más eficaz de lidiar con ellas. 

Una médica amiga me lo decía así: “mientras no nos contagiemos con el virus de las ‘neuronas apagadas’, podemos defendernos de todas las epidemias.“

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https://oncubanews.com/opinion/columnas/con-todas-sus-letras/sobre-corrupcion-y-otras-epidemias/

martes, 26 de marzo de 2024

En el 65 aniversario del ICAIC

Por Jorge Fuentes

 

El "cine sumergido" fue siempre cine independiente, desde la posición icaiccentrista de confundir la institución con el oficio. El talento con un edificio del Vedado.  De ese modo la falta de aceptación o comprensión del actual cine independiente, como hecho de producción y alternativa creativa, es resultado de una vieja práctica que incluye discriminación y visión aristocrática, desligada de una perspectiva revolucionaria. A la Revolución cubana se le debe agradecer la creación de la institución y el movimiento del cine. La creación del ICAIC fue un acto de lucidez, como le gustaría decir a Alfredo Guevara, y debemos sentirnos orgullosos de aquella existencia que, como ha recordado el amigo Juan Antonio García Borrero, creó un monopolio de interés popular, que violentó y transformó la producción (que era débil), la distribución (que estaba en buena medida en manos extranjeras), la exhibición (donde se observaba la división de clases en cines de lujo con todas las condiciones y de barrio con algunas, sin negar que ello posibilitaba la asistencia a la sala de cine de personas de todos los ingresos). Hoy estamos obligados a poner bajo juicio crítico esta relación que incluye financiamiento estatal, mixto y privado-PRODUCCIÓN-multi DISTRIBUCIÓN nacional e internacional-EXHIBICIÓN en teatros estatales y privados-consumo nacional y exportación. En algunas de las reuniones a las que he sido invitado por la nueva dirección del ICAIC, lo cual agradezco, he tratado de explicar, entre otras cosas, la necesidad de discernir colegiadamente, si el ICAIC puede y si puede qué forma adoptaría, la relación referida y que ha funcionado durante más de 60 años.  El país no tiene hoy las posibilidades de 1959, ni las de la era soviética.  Hoy, con menos recursos que antes de la Revolución, seguimos obstaculizados por el país más poderoso del mundo y  peor, el mayor mercado  del universo. Del que todos quieren ser amigos o al menos tener buenas o llevaderas relaciones.  La conexión que se desprende de la trinidad señalada es, a mi modo de ver, el principal asunto a resolver. De ello dimana qué y cómo va a ser el ICAIC que deseamos, funcionarios, artistas, técnicos, obreros y empleados, en el futuro. Me atrevo a decir que otros problemas de carácter filosófico, ideológicos y de política cultural, se subordinan a la solución de esta problemática. Pretender que el debate termine con la búsqueda y solución de lo que puedan parecer o sean, las causas del mismo, es no creer en la necesidad constante del debate, en su beneficio y eternidad. La revolución, si como la nuestra, persigue la justicia social, está obligada a ser debate, cruce de ideas y opiniones, valoración de diversos puntos de vista. No para exhibir democracia sino para enriquecerse y poder seguir adelante. De cualquier manera los dirigentes y funcionarios hoy están más claros de la situación del movimiento cinematográfico y su industria, como resultado del movimiento democrático y juvenil que hay en su seno. También revolucionario, lo he dicho otras veces, aún con las respuestas y ataques viscerales demostrativos de inexperiencia, los insultos fuera de lugar y cualquier otra equivocación. Lo que no puede suceder es que ni una parte ni la otra tenga voluntad de diálogo, ni que pensemos que puede haber solución a largo plazo posponiendo el diálogo eternamente. Los jóvenes cineastas que con su empuje y esfuerzo lograron la existencia de un Fondo cinematográfico y un Registro de escritores y artistas del cine, así como los funcionarios que trabajaron y ayudaron a poner en práctica estas medidas, dieron un paso de suma importancia al convertir al ICAIC en lo que debe ser. Es lo más inclusivo que ha sucedido allí en los últimos 65 años y debe ser, como creo que sea, motivo de celebración y de fiesta. Tales medidas podrían ayudar a esclarecer que el ICAIC no existe para dirigir a los artistas ni decir cómo deben ser las películas. El cine "es una actitud ante la vida", los artistas son fábricas inteligentes que reciben el impulso de la realidad y en ocasiones su castigo. La situación de los 60 no es la misma de hoy y debiéramos crear un movimiento artístico que muestre la realidad y que al mismo tiempo colabore con el progreso del país que también los artistas quieren. Aquellos que no entienden o que no quieren entender o que sus posibilidades o privilegios no les permite entender, han echo correr la idea de que hay quien no desea felicitar al ICAIC en su día. Los oportunistas existirán siempre, también los tontos. El ICAIC ha cumplido 65 años y acumulado una obra reflejo de un país que, como costumbre, no ha dejado de luchar nunca. Merece todos las felicitaciones y honores, así como también lo merecen los compañeros que han recibido diferentes condecoraciones por su vida, su obra y su trabajo. Creo que todos los creadores y trabajadores del audiovisual apoyamos lo que han llamado La Fiesta por el 65 aniversario. Es decir que se reconozca lo que se ha hecho en la cinematografía por iniciativa de la Revolución cubana. Sólo se trata de, en justicia, reconocer lo que han hecho otros artistas en otras instituciones y darnos cuenta de que el movimiento del audiovisual, diverso y multitemático, pero también único,  es el presente y el futuro. El objetivo consiste en no quedarnos en el pasado, entre otras cosas porque no es posible. Consiste en que la Fiesta sea la de todos los creadores de la imagen y el sonido y el ICAIC, la institución que garantice la existencia del audiovisual que hacen los cubanos.

lunes, 25 de marzo de 2024

¿Economía de guerra o mercado en la economía?

Por Joaquín Benavides Rodríguez


El Primer Ministro viene insistiendo en que estamos en una economía de guerra. Insistió en ese concepto nuevamente en la reunión anual del Ministerio de Economía. El concepto de economía de guerra requeriría ser explicado. Ello sugiere mando centralizado y ordenes de jefes que no se discuten ni se modifican. ¿Eso es a lo que se refiere el compañero Primer Ministro cuando expresa ese concepto? Sería deseable que lo explicara. La economía son las empresas y no la Administración Publica. En la Administración Publica, pienso yo, podría justificarse, hasta cierto punto, sobre todo cuando se está en un proceso como el actual en que se están creando instancias municipales de gobierno en que habría que garantizar una disciplina. Pero sin embargo, para las empresas estatales el concepto de economía de guerra puede ser muy confuso y contraproducente. 

Por otra parte hablar de eliminar distorsiones y tendencias negativas, sin explicar bien de que se trata y a que distorsiones y tendencias negativas se refiere puede crear también confusión en los cuadros y en las masas. Debemos tratar de evitar que de pronto se comience a hablar por todos y por la Prensa de que hay que eliminar las distorsiones y las tendencias negativas, convirtiéndola en una campaña que no va a ayudar a nadie, y menos a eliminar las reales distorsiones y tendencias negativas. 

Yo defiendo para las empresas estatales, y para las no estatales el concepto de que trabajen en condiciones de mercado. Eso es lo nuevo y lo que realmente puede sacarnos de la trampa productiva en que se encuentra la economía del País. Conceptos claros para las empresas y para el resto de la economía y también para nuestra población es lo que se necesita. Conceptos que hay que expresar sin miedos y explicárselo bien a nuestro Pueblo. Y explicarles bien a todos que en las condiciones del Socialismo cubano, nadie se quedara desamparado a su suerte. Pero que es imprescindible reorganizar las bases de la economía, que ya no tienen sentido ni en Cuba, ni en este mundo real en que estamos obligados a vivir y convivir, para no quedarnos atrás. Eso es ya obvio para la mayoría, pero hay que acabar de decirlo sin temores, y tiene que decirlo la alta dirección del País, sin subterfugios, con palabras claras. Y explicar bien los pasos y los riesgos de cada paso, de tal forma que los riesgos sean asumidos conscientemente por todos. Así nos enseñó Fidel que había que actuar. El Pueblo siempre tiene que tener claridad en lo que hay que hacer para salir adelante, porque hay que hacerlo y los riesgos que se corren, para que estos se asuman conscientemente por todos.

Peor de lo que esta es difícil que pueda estar la economía del País. No debe de haber dudas de que este es el momento de actuar y comenzar el cambio. La economía cubana es una de las más abiertas del mundo, lo que quiere decir que no puede producir sin importar y que no puede exportar sin importar. Para ello necesita que su moneda, el peso, tenga valor internacional y que ese valor se lo garantice el Banco Central del País. Por ahí habrá que comenzar. Concentrar los recursos financieros necesarios según la táctica que decida el Gobierno, y decidirse. Sin ello no podrán existir como tales, en las condiciones de Cuba, las empresas estatales ni la agricultura. Y como sabemos todos, si las empresas estatales y los productores agrícolas no pueden adquirir del mercado internacional a través del comercio lo que requieren para producir, no será posible salir de la situación que tiene la economía. Si en algo han contribuido las Mipymes a la comprensión del problema de la economía cubana y de su solución, es haber demostrado que pequeñas empresas con capital privado y a partir de un peso que se devalua constantemente han sido capaces de comerciar con el exterior y convertirse en una fuente de suministros. Hay que permitir y facilitarle a las empresas estatales, y a los agricultores que accedan a un mercado formal de divisas que establezca el Banco Central para que accedan libremente al comercio exterior, que encuentren las formas de eludir las sanciones y el bloqueo norteamericano y que operen a su vez en un mercado nacional de productos regulado centralmente.

No es economía de guerra lo que necesita el País, es mercado en la economía.

24/03/24

domingo, 24 de marzo de 2024

Carpe diem cine cubano

Por Rebeca Chávez

Emoción, indagación, exaltación, 
vivir en el permanente desafío de la Revolución.
Alfredo Guevara

Alfredo Guevara más de una vez me contó que, cuando trabajaba en el equipo que redactaba la Ley de Reforma Agraria, hablaba siempre del “proyecto cine cubano” y un día Fidel le dijo: “está bien, preséntalo”. 

Ni más ni menos estaba por nacer el primer proyecto cultural de la Revolución. Se fundaba en un escenario deslumbrante que proponía unir arte e industria. Un desafío lleno de preguntas y de riesgos, y así lo sentía el equipo que escribía la futura Ley. Por eso afirmo que Alfredo Guevara nació con el ICAIC el 24 de marzo de 1959 y no un 31 de diciembre, hace casi cien años.

Los grandes movimientos y momentos revolucionarios, las corrientes que cambian la historia van siempre acompañadas, o son precedidas, o provocan movimientos artísticos con caracteres propios…” y eso se propuso Alfredo Guevara y su equipo que “el cine cubano (ICAIC) un movimiento artístico que acompaña a la Revolución en esta etapa y, que surgida de ella, refleja y protagoniza con más fuerza, resonancias e influencias…

Tengo la impresión de que Fidel intuía desde abril de 1957, con Rebeldes en la Sierra –la entrevista filmada para la CBS por Bob Taber–, el inmenso poder que podía ser el cine para comunicar ideas. Ese recuerdo puede ser la explicación esencial de que, en medio de su intenso batallar para rehacer Cuba, Fidel desata la (su) imaginación y encuentra tiempo para hacer realidad el sueño del cine… inculcarnos la idea que era posible soñar todo.

Nada está aislado. Se podía amanecer combatiendo en Girón o alfabetizando en lejanos parajes y escuchar como una banda sonora infinita “La Reforma Agraria va.” Emoción, indagación, exaltación, polarización… vivir en el permanente desafío de la Revolución. Cómo testimoniar vivencias, visiones contradictorias para contar en los primeros filmes documentales y de ficción historias y conflictos que también protagonizaban los que se estrenaban como cineastas.

Para Lunes de Revolución, Alfredo le precisa a Fausto Canel: “Un cine no es revolucionario por los temas que toca sino por como toca esos temas. Si un cine es sincero y artística y técnicamente eficaz, no importa el tema que toque, será siempre revolucionario. Revelar los mecanismos internos de la realidad y de su poesía, y entregarlos al hombre, hacer del hombre dueño de su destino y capaz de ejercer todas sus potencias, eso es ser revolucionario... Tenemos conciencia de que nos acercamos a un instrumento de incalculable valor y posibilidades, complejo, difícil, codiciado, peligroso y de indiscutible y probada eficacia”. La realidad real –siempre ella— estaba y está ahí, esperando, quiere ser vista, ser tomada en cuenta. ¿Cómo mirar sin ver? la diversidad desde la aventura del arte. Todas las historias comienzan con una situación dramática, presente de formas muy diferentes en el cine…

Busco (y encuentro) "¿No van a hablar de la película?" pregunta Fidel Castro en 1961.

La película es el documental PM que recrea el universo nocturno en los bares habaneros donde confluyen marinos, braceros, prostitutas, música, religión y rumba. Fue exhibido en la TV y el cine a escasos dos meses de los combates en Girón. PM pretexto(?) de miradas encontradas, agudas y discrepancia sobre qué cine cubano hacer o exhibir. Contrastes y confrontación conviviendo en la Revolución.

Es junio del 61 y en la Biblioteca Nacional el presidente Dorticós dice: ¨la reacción frente a la medida tiene importancia como síntoma; y esta reunión (duró tres sábados) no es fecunda si hasta las últimas consecuencias no se discute esos problemas fundamentales de conceptos y de principios¨...Los creadores viven intensos diálogos, intercambio y desafío de tendencias para definir rol de la cultura que implicará exclusión, censura y control.

En debates –muy difíciles pero amplios– se asume la libertad de expresión en la creación y la cultura. Tomás G. Alea –Titón– pregunta: ¨qué debe hacer el artista frente a la Revolución… qué es lo quiere hacer la Revolución frente a los artistas. (…) Hay otro problema: excesiva centralización... corremos el peligro de que una sola tendencia sea la que pueda servir dentro de un medio…que no sobrevivan otras tendencias que pueden ser igualmente valiosas¨. Todo en 1961.

El ICAIC generó un movimiento cultural que desbordó lo cinematográfico, ha cimentando una visión más abarcadora de sus objetivos iniciales. El público dejó de ser espectador pasivo; con sus afiches surgió una nueva concepción de la publicidad y la propaganda y, años después, una experiencia única, irrepetible, con la música y el Grupo de Experimentación Sonora. El cine no lo conciben aislado de otras artes sino mezclándose, interactuando con ellas y cada semana el Noticiero ICAIC Latinoamericano da fe de ello.

El ciclo cine/ICAIC como un ámbito o terreno casi personal de Alfredo termina, ocurre bastante antes de su muerte física. La estructura inicial fue debilitando lentamente su activa y fuerte vinculación con los creadores y apagándose la atmósfera de creación… que impactara desde una alianza mágica, desde lo estatal que no impidió ni interfirió la libertad de creación para hacer un cine abierto a las contradicciones, que producía obras que invitaba a la polémica y la confrontación de ideas desde las pantallas. Esta forma de hacer fue maravillosa, nos legó un camino y una obra extensa. Pero el ICAIC tiene que ser otro. 65 años después la pregunta es: ¿qué ICAIC?

Busco (y encuentro) Dice Alfredo: “impedir que se infiltren, que dominen, que perturben, que dañen las relaciones naturales entre los creadores en el arte y la literatura y el Poder revolucionario, en una de las más importantes de las instituciones de la cultura… Maduré en el cine junto a dos grandes cineastas, Cesare Zavattini y Luis Buñuel, y con algunos de los productores más hábiles, informados y preparados de aquellos años (… ) Con unos y otros aprendí que nada puede iniciarse o planearse con vocación de éxito, o reduciendo el riesgo de quedar sumido en el disparate, sin algo muy simple, elemental y, por paradoja, comúnmente olvidado y hasta desconocido: el diseño.”

"Diseñar es prever 
le escribe a Raúl Castro en el 2008 y no se puede diseñar sin conocer a fondo y en todas sus vertientes la realidad real; sin establecer o descubrir lo que es o pudiera ser la corriente principal…” En el 2005 le dice a Silvio “a ciertos niveles tiene que haber creatividad, y que el que no sea creativo, el que no sea culto, el que no esté preparado, no debe ser dirigente de nada, porque sin cultura no se puede dirigir nada. Vivimos en la sociedad del saber y el que no tenga el saber en sus manos no puede tener a los demás en sus manos.”

Todavía hoy la censura y exclusión, los llamados a la provocación, las amenazas no son buenos aliados para el debate; lo cancelan, mutilan las posibilidades de razonar, discernir… "Las tendencias, los grupos y las personas no renuncian jamás a, de algún modo, insertar en las reglas del juego sus posiciones.” Lo que ha pasado una y otra vez tiene mucho que ver con esto.

Vivimos un escenario de imágenes/ideas multiplicadas hasta el infinito, eso impone un importante trabajo en la creación y no sólo desde el ICAIC. Es imprescindible aceptar y asumir que hay etapas vencidas por los cambios y reajustes en la sociedad cubana y el ICAIC representa un legado espiritual que es lo que le permitirá intentar hacer esta renovación que unirá lo estructural con lo ideológico y los retos y desafíos del debate. No hacerlo, con la impronta del momento, es entregarse sin defender razones ni ideas.

Cine cubano una historia de 65 años llena de obras que necesitan volver de la memoria a la cotidianidad. Retomar las ideas, definiciones, objetivos y el espíritu de los fundadores para hacer en el cine “la segunda Reforma Agraria” Nada está aislado.

Marzo 23 de 2024

sábado, 23 de marzo de 2024

Entrevista para "El Español"

Silvio Rodríguez: “En mi época era buena onda querer ser ‘el hombre de casa’; hoy dices eso y mínimo te llaman misógino”

Por Ismael Monzón

"La única libertad de la derecha es su impunidad del fuerte contra el débil" / “Un neofascismo levanta la cabeza; los viejos imperios sienten su decadencia y se baten con armas y propaganda a todo trapo” / “Para evitar a la extrema derecha en España, la izquierda se moderó; aprecio que defiendan al pueblo palestino”. 

Inmerso ya en la última etapa de su aventura, a Silvio Rodríguez (San Antonio de Baños, Cuba, 1946) no le han abandonado ninguno de los dos grandes atributos que le ofreció la vida: la poesía, porque es algo que no muere; y las ideas, porque a un poeta nunca le faltan. Ambas brotan espontáneas, machaconas, irrenunciables en su discurso. Bien pensado, es Silvio quien se niega a apartarlas de su vida, por mucho que ya no estemos en tiempos de grandes ideales

 

Nació en la Cuba agraria, de padre campesino y madre procedente de una familia de trabajadores del tabaco. Escuchó las canciones de ella, Argelia Domínguez, y leyó los libros de él, Víctor Dagoberto Rodríguez. De modo que cuando los barbudos se levantaron en Sierra Maestra y terminaron derrocando a Fulgencio Batista, el pequeño Silvio tenía el espíritu preparado para cantarle a la Revolución. 

 

Iniciado ya en la música, se embarcó junto a otro centenar de veinteañeros en un barco, el Playa Girón, fletado por la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba. “Hombres de poca niñez”, cantó, de los que aprendió la camaradería y a los que les debe algunas de sus letras inmortales. Silvio Rodríguez fue un castrista más, diputado de la Asamblea Nacional, defensor acérrimo de la causa. Pero su grandeza fue desbordar lo que se llamaba entonces canción protesta para trascender como uno de los fundadores de la Nueva Trova cubana.

 

[Silvio Rodríguez: "La fuga de jóvenes es el drama más amargo de Cuba"]

 

Siempre que se hace una historia

se habla de un viejo, de un niño o de sí.

Pero mi historia es difícil,

no voy a hablarles de un hombre común.

Haré la historia de un ser de otro mundo, 

de un animal de galaxia.

Es una historia que tiene que ver

con el curso de la Vía Láctea.

Es una historia enterrada, 

es sobre un ser de la nada.

 

Quizás por esto nunca se ha bajado de ciertos barcos. Porque es un soñador, un idealista, un verdadero trovador, al que le gustaría que el mundo fuese de determinada manera aunque los resultados no acompañen. Esta entrevista se realiza a miles de kilómetros de distancia, con un interlocutor en La Habana y el otro en Madrid, y a través de correo electrónico. Perdiendo la oportunidad de escuchar a un gran conversador, como dicen los cubanos, pero ganando el tiempo suficiente de reflexión para que fluyan sus armas.

 

Millones de cubanos, mientras, viven más pegados al suelo. La falta de comida, electricidad y otros bienes básicos han sacado en los últimos días a miles de personas a las calles en las protestas más multitudinarias desde 2021. No son tiempos de grandes ideales, porque la realidad tampoco los permite.

  

PREGUNTA.- Las últimas noticias que leemos sobre Cuba de este lado del océano dicen que se suceden las protestas callejeras, que el Gobierno ha pedido ayuda a la ONU para resolver la escasez de leche para los niños, que hay cortes de luz en diferentes ciudades, una inflación del 30% y que el exministro de Economía está siendo investigado por corrupción. Corren tiempos difíciles por su país.

 

RESPUESTA.- Es la situación que estamos viviendo tras la recesión de la pandemia, agravada ahora por dos guerras. No se puede olvidar que sobre Cuba pesan, además, sanciones imperiales muy injustas, condenadas durante décadas –al menos verbalmente– en Naciones Unidas. Aunque el gobierno de Estados Unidos dice que el bloqueo no existe porque nos venden pollo congelado, lo cierto es que la presión económica ha sido fiel a lo predicho por aquel subsecretario hace 60 años: la inducción del descontento a través de la asfixia económica.

 

P.- ¿Resultaría hoy más difícil ser un trovador del régimen revolucionario, despojado de la heroica del levantamiento, la victoria y el carisma de sus líderes?

 

R.- Supongo que no tan difícil como ser periodista del capitalismo, después de ser tan evidente que a ese régimen le interesa más la industria armamentista y la filosofía del despojo que el bien común.


P.- Quiero decir si se puede ser un ferviente seguidor de un presidente burócrata como puede ser Díaz-Canel al igual que antes se idolatraba a un carismático líder de masas como Fidel.

 

R.- Coincidir en principios como la soberanía y la justicia social no tiene que significar ser un idólatra. De hecho creo bastante obvio, y a mi trabajo me remito, que siempre he defendido lo que entiendo y siento mío, no consignas. Y conste que tampoco me he creído por encima del mundo. He coincidido, o no, sencilla y muy naturalmente.

 

[Cuba se queda sin comida: la "necesidad urgente" de pan y leche obliga a pedir ayuda a la ONU por 1ª vez]

 

P.- Su mérito siempre estuvo en mantenerse lejos del evidente panfleto. Aunque, perdóneme que le diga, mucho más dentro de la vanguardia de lo que cantaba.

 

R.- Empecé a formarme en medios de prensa, -que como usted sabe también lo son de propaganda-, leyendo mucha literatura, y cuando empecé a hacer canciones tenía claro lo que me interesaba.

 

P.- ¿Qué evocó en un joven de poco más de 20 años un viaje como aquel del Playa Girón?

 

R.- Aquel viaje, por una parte, fue inspirado por algo de mis lecturas de juventud, sobre todo las del ser humano a merced de las fuerzas de la naturaleza. Por otra, estaba esperando a que se creara el Grupo de Experimentación Sonora, que estaba en proceso de gestación en el ICAIC [Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos]. Pasaban los meses y decidí esperar haciendo algo interesante y útil: irme a una zona de pesca y allí saltar de barco en barco para cantarle a los trabajadores del mar.


P.- Entiendo que en una travesía así a uno le puede asaltar una crisis de fe. ¿Le ocurrió?

 

R.- Lo que me ocurrió fue un ejercicio de multiplicidad tremendo, porque lo mismo trabajaba congelando pescado que aprendía a bajar estrellas en el cuarto de derrota. Cuando me quedaba solo tenía mi guitarra, y muchas ganas de contar cosas.

 

P.- En ese caso habría dos opciones: dejarlo todo o salir de allí con el alma elevada, más convencido que antes.

 

R.- Los barcos son como países: van llenos de personas, cada cual con su alma. De eso sí que regresé convencido.

 

P.- ¿Cuándo fue la última vez que conversó con Pablo Milanés?

 

R.- Bueno, hace sólo un rato estuve con él.

 

R.- ¿Las discrepancias ideológicas llegaron a comprometer su relación personal? ¿Puede más la idea o la persona?

 

R.- Pablo y yo nunca tuvimos una confrontación ideológica. Por supuesto que a veces opinábamos distinto sobre algo. Por ejemplo, recuerdo que cuando compuse Oda a mi generación y él escuchó la parte que dice: “No es un hombre, es el malabarista de una generación”, me dijo: ‘Así que tú eres el malabarista de la generación’. Y yo, desde aquel mismo instante, empecé a cantar: “No es un hombre, es un malabarista de una generación”.

 

P.- ¿Le falta su presencia?

 

R.- Todo lo contrario: nunca me faltará.

 

P.- Se le fue Pablo, se le fue Aute… Ojalá usted nos dure mucho tiempo, pero, ¿se irá un mundo cuando no esté su voz?

 

R.- Gracias por su deseo; yo le deseo lo mismo. Mientras hay vida uno encuentra razones… Aunque sea raro vivir cuando la mayoría de los compañeros de aventura ya no están. Porque también se nos fue Vicente [Feliú], que fue un hermano para mí, y Noel [Nicola], y Eduardo Ramos, y Sara [González], y Lázaro [García], y Martín [Rojas], y [Andrés] Escalona, y Chispa… [músicos que han tocado con él, la mayoría miembros de la Nueva Trova cubana] y muchos otros que no se olvidan. Cuando me toque juntarme con mis compañeros sólo ocurrirá lo de siempre, una vez más.**

 

[Muere Luis Eduardo Aute: adiós al genio 'inmoral' que nos enseñó ética]

 

P.- Sólo desde las protestas de 2021 en su país, se estima que medio millón de cubanos quisieron emigrar. Más todos los que se fueron antes o lo intentaron. Parece que a los jóvenes no les concierne tanto la Revolución.

 

R.- Yo comprendo a los jóvenes que se van. La vida es una sola y la situación en Cuba es bastante difícil. Nos ha tocado un relevo de generaciones bajo la presión de un cerco. Los más altos logros de Cuba, como las escuelas, siguen funcionando con muchas dificultades; nuestros hospitales también trabajan, aunque con menos personal, recursos y medicamentos.

 

Aunque parezca increíble, en estos momentos en Cuba hay un movimiento asombroso de música de conciertos. Promociones nuevas de egresados de las escuelas de arte forman orquestas, grupos de cámara, tocando y asombrando a cuantos pasan por aquí, ganando becas que otorgan instituciones y gentes solidarias. Piedras preciosas que relucen en nuestra pobreza, gracias a la política de enseñanza artística que inauguró la Revolución hace 60 años.

P.- Cuando he estado en su país, he comprobado que la música de moda es el reggaeton.

 

R.- Yo no suelo despreciar gusto alguno, aunque no coincida. Cada cual ama y justifica sus preferencias. Hace poco leí que alguien, auxiliado por la IA, había inventado un aparato para neutralizar ese tipo de música. A mí me dio por pensar en la posibilidad de que la Inteligencia Artificial inventara algo contra el egoísmo, a favor de la compasión y la solidaridad. Cada loco con su tema.

 

P.- ¿Qué piensa de la ola de derecha reaccionaria que triunfa actualmente en América? Es una corriente mundial, pero tenemos los fenómenos de masas de Bukele, Milei, puede que Trump en unos meses…

 

R.- ¿En América? ¿Y qué me dice de Europa? Pienso lo que le decía al principio, cuando me preguntó sobre Cuba. El horror por la pandemia llevó al mundo a enclaustrarse durante más de un año; eso provocó un retroceso económico en todas partes, situación que las dos guerras actuales están agravando. Por supuesto, los países pobres lo sufren más. La derecha, hábilmente, culpa a los gobiernos progresistas de la debacle económica. Por eso levanta cabeza un neofascismo. Pero es obvio que hay una guerra mundial por la dominación económica.

 

Los viejos imperios sienten su decadencia y se están batiendo con todo lo que tienen: la industria armamentística y la propaganda a todo trapo. Cero espacio para China y para Rusia; el mercado y la mente del mundo seguirán siendo nuestros o no serán de nadie. Es decir, la primitiva lucha por la supremacía: la ley del más fuerte.

P.- Cada vez hay más voces que dicen que la izquierda se volvió puritana, que su principal apuesta pasa por prohibir, restringir, regular, corregir. Esta nueva derecha, que en realidad parece bastante vieja, ha tomado la bandera de la libertad.

 

R.- Si, como usted dice, la bandera de la derecha hoy es la libertad, parece ser una libertad condicional; porque la esencia de su práctica es la impunidad del fuerte contra el débil.

 

P.- En sus tiempos era al revés, la izquierda era sinónimo de liberación. ¿Tiene alguna idea de qué ocurre?

 

R.- Bueno, en aquellos tiempos era muy buena onda aspirar a ser “el hombre de casa”. Hoy dices eso y lo menos que te dicen es misógino. Lo que ocurre es que los tiempos cambian; ocurre que hay sistemas que se idealizan y después llevarlos a la práctica es responsabilidad de cada uno de nosotros, en nuestras condiciones y con nuestras virtudes y defectos. ¿Algunos socialismos se aferran a sus defectos por tener que sobrevivir en un mundo dominado por relaciones lucrativas, en vez de solidarias? En tiempos de Lenin hubo lo que él llamó “la dictadura del proletariado”. ¿Cómo se entiende eso en la era de internet?

 

P.- Quizás tenga algún verso que nos libre de esta contradicción.

 

R.- Que la describa, quizás; pero, ¿que nos libre?

  

P.- En España también existe una corriente actual que defiende que el imperialismo no fue tan malo. Y que fueron otras potencias europeas las que se encargaron de denigrar la imagen exterior de nuestro país y sus acciones en América.

 

R.- Curioso que se vea al imperialismo en pasado. ¿Será que cada cual ve según vive, o según sueña?

 

P.- ¿Tiene tiempo (o ganas) de seguir la actualidad de España? Podemos, el partido de Pablo Iglesias, se fue prácticamente al carajo.

 

R.- Leo, casi todos los días, alguna prensa española, y veo que la lucha política es intensa. Pero, igual que no me gusta hablar de mi casa fuera de ella, tampoco suelo opinar sobre la casa ajena. Aclaro que siempre admiré la lucidez radical de Pablo Iglesias y de Monedero. He leído en vuestra prensa que para que la extrema derecha no se hiciera con más poder, sectores de la izquierda se “centralizaron”. Desde afuera, esto parece haber permitido la victoria de una izquierda moderada. No sé cómo se verá desde dentro. Aprecio que se esté defendiendo al pueblo palestino, que necesita más que nunca la solidaridad del mundo.

 

P.- El fervor ideológico ha llevado a que criticar la guerra en Gaza parezca un argumento únicamente de izquierdas. Una parte de la derecha -y no sólo de la derecha, sólo hay que mirar a Estados Unidos- se ha posicionado de forma férrea con Israel.

 

R.- En Israel hay personas que no apoyan lo que sus coterráneos hacen a Palestina. El gobierno de Estados Unidos no está con esos “otros” israelíes, sino con los que buscan quedarse con todo el territorio, obviamente para que les sirva como punta de lanza en la región.


[Belarra pide al nuevo Gobierno "presionar" a Israel para frenar el "genocidio" en Gaza]

 

P.- ¿Ocurre lo mismo con la invasión rusa en Ucrania? Entiendo que no está de acuerdo con el discurso imperante en occidente, pero, ¿no se puede ser crítico con Rusia desde ciertas posiciones de izquierdas? El gobierno de Putin parece bastante lejos de los valores del comunismo.

 

R.- Dicho así: “la invasión rusa en Ucrania”, confieso que a mí tampoco me agrada. Aunque no ignoro que en Ucrania hubo un golpe de estado conservador y que ese gobierno alimentó un sentimiento antirruso. Tanto así que le hizo la guerra a la región del Donbás y a parte del sur del país, zonas donde se habla ruso y no estaban de acuerdo con la política oficial. En medio de fuertes acciones militares contra esas regiones, en la frontera con Rusia, empezó el conflicto.

 

Parece obvio que la entrada de Ucrania en la OTAN se viene fraguando desde antes y, según analistas, esto es fruto de un programa del gobierno de Estados Unidos contra Rusia. Si esto fuera verdad, tampoco me gustaría. Yo no entiendo por qué Europa Occidental no se acercó a Rusia. Es obvio que, después de la caída de la URSS, es lo que deseaban los rusos: ser cada vez más parte de Europa. 

P.- ¿Cómo es su estado de ánimo a los 77 años? ¿Mantiene las esperanzas de juventud o ve el mundo de un modo más pesimista?

 

R.- Cuando eres pequeño, los mayores te educan por tu bien: te enseñan a hablar, a caminar, a no meter un dedito en la corriente, a no subirte a donde puedas caerte y darte un golpe. Después, en la escuela, otros mayores te enseñan a leer, a escribir, a sacar cuentas, a prestar la goma de borrar. Cuando somos chicos, los mayores nos inspiran confianza. Cuando creces y es el mundo quien te enseña, choca descubrir que los considerados grandes no suelen ser tan generosos. Gastan en armas lo que no gastan en salud; incluso extinguen la salud de este planeta, que no es sólo de ellos sino de todos. 


Si ocurre que tienes algo de valor que ellos desean, te invaden y te lo quitan; inventan que eres demasiado malo por algo y lo repiten todo el tiempo para poner a todos en tu contra. Paralelamente, bajo la mesa, alimentan la codicia, el chantaje: “estás conmigo o contra mí”. Son como falsos mayores. Lamentablemente, en el mundo hay muchos falsos mayores. Eso es feo.

Sin duda hay razones para sentirse optimista: el amor existe. El abuso de los falsos mayores sigue indignando y ese sentimiento, cuando es por el bien común, siempre valdrá la pena, más si se acompaña de la acción. Por último, creerse joven a los 77 pudiera ser un tanto pretencioso. Prefiero, como dijo Clint Eastwood, no dejar entrar al viejo que cada mañana lo intenta.

P.- ¿Seguiría quemando el cielo, si es preciso, por vivir?

 

R.- Aquella imagen pretendía una defensa de los desvalidos. Mientras la injusticia impere es posible que esa hoguera en el cielo siga tentando. 


https://www.elespanol.com/porfolio/entrevistas/20240323/silvio-rodriguez-epoca-buena-onda-querer-hombre-casa-hoy-dices-minimo-llaman-misogino/840916356_0.html


**  Todos los mencionados fueron trovadores de mi generación. Y no es Andrés sino Miguel Escalona, trovador nacido en Camagüey. Chispa era el sobrenombre del trovador holguinero Fredy Laborí.